Pocos elementos novedosos en un nuevo derrape del paÃs polÃticamente empatado y económicamente estancado. Distracción en medio de la destrucción. |
Un pico de negación durante la guerra de Malvinas quedó simbolizado en la tapa de la revista Gente con el famoso "Estamos ganando". Inmediatamente fue superado por otro aún más negador, "Seguimos ganando". Ese punto tan alto de no aceptación de la realidad todavÃa no fue disputado, pero en cada desbarranque económico y polÃtico nos encontramos con nuevos seguimos ganando en miniatura.
Estamos viviendo uno.
En algún momento entre febrero y marzo de 2018 el gobierno obtuvo la información de que ya no tendrÃa más crédito externo. Argentina habÃa quedado desnuda, otra vez.
Cómo lo que primó no fue aceptar la realidad, el 24 de abril de 2018 JP Morgan aprovechó para empalmar su detonación de la devaluación (cambiando sus Lebac por dólares) con el inicio del impuesto a la renta financiera. Somos tan periféricos y manipulables que estos capitales pueden arruinarnos y al mismo tiempo confundir el mensaje sobre qué nos hizo estrellar. Entonces, todavÃa se discute si el problema fue el endeudamiento alocado, una triste conferencia de prensa o un pequeño impuesto al sector financiero.
La devaluación del 50% generó una recesión y caÃda de todos -absolutamente todos- los Ãndices socioeconómicos. La reelección estaba semimuerta. Allà comenzó el seguimos ganando de Cambiemos.
El único dato novedoso de esta crisis argentina, comparada con las anteriores, era que EE.UU. (a través del FMI) otorgó un préstamo enorme y bastante flexible para que la derecha local no cayera. Pero de no caer a reelegir habÃa un enorme trecho. A ese trecho se le construyó un puente de falacias: las reelecciones no se pierden, los oficialismos siempre ganan, asistimos al fin del populismo, el gobierno es el mejor haciendo campaña, tiene la big data, bla bla.
"Mientras más grande sea la mentira más gente la creerá" dijo Josep Goebbels. Y asà fue. En mayor o menor medida todos caÃmos. Incluso Donald Trump y varios bancos del exterior que el lunes pos-PASO perdieron hasta mil millones de dólares.
Como afirma el politólogo Pablo Touzón, las negaciones argentinas se pinchan desde el exterior, no desde adentro. Por eso, tiene poco sentido analizar al detalle cómo fue que dentro del paÃs se subestimó el voto económico. En un república donde cualquier negocio para ser rentable tiene que tener algún tipo de relación con el Estado (regulaciones, aranceles, licitaciones, subsidios, sobres, pauta, cargos) la explicación de qué pasó es lineal. Eso querÃa creer el gobierno que repartÃa la plata, eso querÃa creer el gran empresariado y eso querÃa creer la clase alta. Lograron que todo el resto también lo crea.
Hubo un semáforo amarillo para las encuestas y el análisis polÃtico. Fue la elección en la provincia de Vaca Muerta, Neuquén. Todos erraron, al punto que desde Cambiemos llamaron a votar por el MPN para que no gane el kirchnerismo. Pero el MPN volvió a ganar sin novedades a la vista. No se prestó atención a este alerta. Ni el oficialismo neuquino se molestó en revelar qué habÃa pasado (con una estrategia que incluÃa a Jorge Sobisch), porque el espÃritu del Movimiento Popular Neuquino está muy bien reflejado en la frase sartreana "el infierno son los otros".
Asà se llegó a unas primarias nacionales pésimamente pronosticadas.
Entonces, mangueando al mundo llegamos hasta acá. ¿En qué momento estamos ahora? En el que nos dieron una patada y estamos suspendidos en el aire próximos a caer. Sigue primando la negación, entonces nos distraemos en medio de la destrucción. Si cambian el ministro de economÃa o si un candidato llamó a otro o le mandó un emoticón por whatsapp.
Pero hay cuestiones duras por resolver. Y ahà nos sirve volver a ese perÃodo que es la última dictadura y que es modelo para entender los puntos extremos de las crisis argentinas.
Antes de irse, la dictadura tomó dos grandes medidas: una fue la autoamnistÃa, otra la estatización de la deuda corporativa. Ya en democracia la segunda pasó, la primera no.
La alianza entre el sector polÃtico PRO-UCR y el gran empresariado que duró estos cuatro años de Cambiemos parece tener el mismo destino. Unos Comodoro Py. Otros se están reuniendo con el candidato ganador mientras usted lee estas lÃneas.
Pero como estamos en democracia, no es tan fácil estatizar las deudas de los ricos e indexar las de la clase media como hicieron los militares con la circular 1050. Entonces, ahora se empieza primero por desindexar a la clase media. La situación es parecida a 2002, cuando se dejó de lado la utilización del CER, osea no se las actualizó por inflación, osea, se licuaron todas las deudas.
Este es sólo un ejemplo de los temas realmente claves que deberán ser resueltos en los próximos meses. Estamos próximos al impacto con el suelo mientras la negación comienza a ceder, se va desacelerando la viralización de memes y aumenta lo que hay detrás. Miedo, mucho miedo.
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